Rincones tranquilos de Cadaqués para descubrir lejos de las rutas turísticas

Cadaqués es un pueblo con mucho encanto, pero durante los meses de mayor afluencia puede ser todo un reto encontrar un espacio para respirar con calma. Por suerte, más allá de los puntos más concurridos, hay rincones escondidos que conservan la esencia más auténtica del pueblo y te permiten desconectar del bullicio.

Un buen punto de partida es Es Llaner Gran, una cala tranquila y espaciosa, rodeada de naturaleza, donde puedes leer, bañarte o simplemente disfrutar del silencio. Desde allí, puedes seguir el camino costero que lleva hasta Sa Conca, otra pequeña cala menos frecuentada, ideal para una parada contemplativa.

Otro rincón especial es la plaza de Frederic Rahola, en pleno centro pero con un ambiente pausado, donde los niños juegan y los vecinos charlan al atardecer. A su alrededor, encontrarás callejuelas estrechas y poco transitadas, con casas blancas y flores en los balcones, perfectas para pasear sin prisa.

Para los más contemplativos, recomendamos subir a la parte alta del pueblo, en los alrededores de la Iglesia de Santa María. Las vistas a la bahía son espectaculares y, si vas a primera hora o al anochecer, a menudo estarás completamente solo.

Después de esta ruta tranquila, nada mejor que terminar el día en la terraza del Restaurante Sa Gambina. Con el suave sonido de las olas y una copa de vino blanco del Empordà, puedes recuperar fuerzas con un plato de pescado fresco o unas tapas de marisco, mientras observas cómo cae el sol sobre el mar.

Cadaqués tiene mucho que ofrecer… solo hay que saber dónde mirar. Y estos rincones, lejos de las aglomeraciones, son su tesoro más discreto.